Los tres pilares clave de la comunicación que pueden derivar en un proceso sencillo

El arte de la retórica se basa en tres pilares: El interlocutor, el mensaje y su audiencia o receptor. Así lo definió él Aristóteles en su escrito denominado “El Arte de la retórica”.

La comunicación corporativa se basa tal como lo el filósofo sostiene su teoría y nos lleva a comprender por qué el vocero de una empresa debe ser definido como la persona correctamente elegida, de acuerdo a su experiencia y sus cualidades como comunicador.

De la misma forma se deben identificar a las audiencias con las que la compañía interactúa o se debe vincular. Lo anterior, tomando en cuenta que se le habrá de persuadir positivamente con mensajes, de manera individual o grupal.

Bajo este modelo de tres partes los hechos pueden convertirse en críticos entre el emisor su mensaje y el receptor, confundiendo en el peor de los casos a sus públicos, cuando reciben mensajes equivocados provenientes incluso de una, o varias fuentes.

Todo se basa en la influencia que se requiere conseguir, reconociendo y aceptando que los principios base da la comunicación pueden facilitar estratégicamente su impacto.

El éxito que se pretende conseguir se resume entonces en cuáles son los objetivos que se persiguen, a quiénes se debe persuadir, cuáles son los intereses, opiniones de las audiencias y el impacto que puede determinar su actitud para con la compañía, sus intereses y opinión.

El proceso de la comunicación se fundamenta pues de la manera en que el receptor sea persuadido, según el trabajo.